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domingo, 16 de octubre de 2022

¿Injustamente olvidados? (VIII): Iru!


Alerta: Debido a la naturaleza de Iru! así como sus referentes y la manera en que se encuentra diseñado, es imposible hablar de él sin caer en algún otro detalle que se podría descubrir llegando virgen a la experiencia. Si lees más allá de este punto, que no digas que no te he avisado...

La figura del referente, es muy importante en la creación de contenido, diría que hasta en los ámbitos más básicos de la vida. Sin un modelo es muy difícil conformar valores, encauzar determinadas acciones e incluso diría que desarrollar ciertos elementos de la persona en los primeros compases de cualquier tarea compleja. En el campo de la escritura, donde nacen y mueren miles de autores a diario, hay una figura que se destaca sobre todas las demás: H.P. Lovecraft. El autor estadounidense no solo fue un curioso exponente que logró tener algo de repercusión en su momento, sino que además conforme han ido pasando las décadas ahora es toda una eminencia, viéndose su legado en infinidad de títulos, películas o escritos. Fue maestro de otros grandes como Stephen King, influencia de gente tan respetada como Hidetaka Miyazaki e incluso a pie de calle si preguntas más de uno o una, le suena al menos su nombre.

Pero lo cierto es, que hace varios lustros las cosas no eran exactamente igual, especialmente en tierras niponas, donde aunque lo occidental cada vez tenía más cabida, no tenía una presencia tan directa, los referentes no estaban tan claros y por supuesto, utilizar determinados elementos tonales de forma tan clara, resultaba de todo menos eficiente. Tanto fue así, que aunque hubo cientos de historias que los emplearon, directamente no llegaban a nuestras tierras y cuando lo hacían tenían un capa de censura por encima. Esto consiguió que cada fueran más y más historias las que acabaran enterradas en los albores de la historia, por toda clase de motivos, que provocaban una mueca de horror en la mente de miles de editores, que tenían que dejar entrar todo tipo de productos, que quizás horrorizarían más a determinados sectores que a los consumidores en sí. Entre toda esa vorágine, está el videojuego que nos ocupa hoy.

Una de esas obras, que más que hecha por una empresa profesional del medio, parece hecho por unos fans empedernidos de la obra del famoso autor de Providence. Título que no esconde en ningún momento sus orígenes y que por supuesto está ligado al tiempo y al lugar donde fue concebido. El "Eso" Japonés o simplemente conocido como Iru! un videojuego que quizás, sin ciertos factores externos yo ni conocería y mucho menos os estaría trayendo aquí y del que pocos portales webs se han hecho ni siquiera eco, uno de esos productos, que por su naturaleza, sin la magia de internet, jamás hubiéramos podido atisbar... ¿Aunque merece la pena o no? Hoy lo descubriremos...

domingo, 7 de agosto de 2022

La nostalgia duele (VII): Rayman


Aunque los más mayores no se hagan una idea, la gente de mi generación, también tuvo infancia y no fue precisamente con la Super Nintendo o Mega Drive, las gentes de mi quinta solíamos echar las tardes jugando a la Game Boy o a la primera Playstation. Sin embargo existían una caterva de privilegiados que tenían algo en exclusiva llamado PC, un aparato que no solo te permitía escuchar música, abrir el Terra o descargar en el eMule, también si tenias suerte tus padres te habían metido un montón de juegos en la maquina para que pudieras darle en tus ratos libres ¡E incluso podías conseguir muchos más sin pagar! Esto que ahora a día de hoy muchos consideran normal, en el momento en el que yo era niño, era toda una revolución, algo que sin duda yo no podía jactarme fácilmente, pues mi primer ordenador lo obtuve, con 14 años de edad...

Pero volviendo al tema que nos ocupa, es interesante como en la niñez nuestra forma de afrontar el medio, es tan diferente a cómo es actualmente, como en esa época más sencilla, todo parecía fascinarnos, todo parecía emocionarnos, tanto, que el simple hecho de ver juegos corriendo en algo que a la vez se usaba para acceder a internet, a mi me parecía sacado de otra galaxia. Todo por supuesto visitando la casa de un amigo, que entre aventura grafica y juego educativo, tenía alguna que otra pequeña curiosidad interesante, entre todas, había un juego de plataformas que jamás olvidaré... El primer Rayman. Un juego fetiche para mí a la par que buscado, esa obra, que siempre probaba en casa de mi colega, pero siempre cuando estaba a punto de obtenerla para mi PSX, se me escapa de la manos, ese título del que solo pude completar un par de mundos a trancas y barrancas, pero que nunca conseguí obtener o emular, hasta hace relativamente poco. Porque el destino es caprichoso y antes pude catar su tercera entrega (La cual recuerdo muchísimo cariño de los principios de la PS2) y su spin-off multijugador, juegos que aunque tengan ciertas reminiscencias poco se acercan a lo que era el primer juego de por aquella antaña mascota de Ubisoft.

Pero cómo ya sabéis de que va la vaina, iré rápido para los que lleguen nuevos, toca hablar de un juego que no ha resistido al valor del tiempo, que ha conseguido que la poca nostalgia que tuviera sobre él se volviera en su contra y que por supuesto es muy querido por público, pero que para un servidor no ha conseguido hacerse valer lo suficiente. Para los dolientes como Suso, no hay contexto, solo visión actual, todo bajo mi prisma personal, sin sentar catedra, sin intentar pisar la opinión, simple y llanamente un ejercicio de texto, donde le damos un enfoque diferente a ese videojuego que seguro que a más de uno, entre los que tú te incluyes te saca una sonrisa. Hoy toca ensañarse un poco, con el bueno de Rayman, que tuvo entregas posteriores excelentes (O al menos es lo que mi visión actual me permite decir) pero unos comienzos algo inferiores...

¿Preparados para sufrir el rescate de los Electoons?

sábado, 11 de junio de 2022

Injustamente olvidados (VII): Rhapsody a Musical Adventure


Nunca he sido un seguidor acérrimo de los musicales, es más, si me preguntas te diría que han sido muy pocos realmente los que he conseguido ver enteros, sin tener ganas de tirarme de los pelos. Tanto es así, que recuerdo con cierto desagrado e incomodidad todas esas ocasiones en las que en muchas de mis películas Disney favoritas y que tanto devore en la infancia, alguno de los diversos personajes aprovechaba para desarrollarse a sí mismo a través del canto. Sin embargo ha pasado el tiempo y aunque sigo teniendo cierta incomodidad, poco a poco, he ido consiguiendo adaptarme a las nuevas obras, que utilizan la música como motor para contar historias, emocionar a sus espectadores o directamente hacer crecer un arco de personaje. Lo que si me ha costado más, es hacerme a muchas de las tramas, que utilizaban este recurso para seguir adelante...

Si bien es cierto que el género ha tenido todo tipo de representantes, ha sido en el ámbito infantil donde se ha explotado constantemente, más aún, en las narrativas centradas en niñas o chicas jóvenes. Donde cuentos versionados por la empresa de Mickey Mouse, como la Cenicienta, Blancanieves o incluso más recientes como Enredados, utilizan este recurso, obras que lejos de desagradarme, no conseguían atraparme de la misma manera que a muchas otras personas, quizás por mi falta de sensibilidad, quizás porque el enfoque de género no era el adecuado, incluso puede ser que yo no fuera el público al que fueran destinadas. Pero con todo y pese a estar más de capa a caída en estos momentos, fueron toda una revolución en su momento y a día de hoy son la fuente de nostalgia de varias generaciones incluida la mía.

No se si por admiración o mediante estudios de mercado, Nippon Ichi, debió pensar lo mismo que yo, allá por el 98, porque después de pasarse varios años haciendo ports para SNES y PSX, así como videojuegos de Majhong, decidieron dar el salto a la palestra y hacer su propia obra, que no solo homenajearía a la vez que parodiaría todas esos cuentos de niñas, sino que además acercaría a muchísima gente al SRPG, les daría por fin el titulo de desarrolladora como dios manda, pero sobre todo les daría la oportunidad de desarrollar tanto una identidad personal, como por ultimo una saga, que sería todo un éxito en sus tierras, aunque eso, es harina de otro costal y carne para más de una entrada. Convirtiendo a Rhapsody en tanto su buque insignia hasta la llegada de Disgaea, como su titulo a la par, más olvidado hasta por sus fans más acérrimos. Así que como manda la tradición por estos lares, toca desenredar esta interesante obra, distribuida por Atlus en tierras americanas y japonesas, pero totalmente pasada por alto en Europa, hasta la llegada de su discreto "remaster" para Nintendo DS...

domingo, 26 de septiembre de 2021

¿Injustamente olvidados? (IV): Baroque


Existen juegos difíciles de catalogar, obras que con el mejor esfuerzo de su equipo comercial, son vendidas de determinadas maneras para atraer a un público en especifico. Productos que acaban persistiendo en el colectivo como un tipo de juego que realmente no acaban siendo, videojuegos que solo unos pocos se atreven a probar para salir de dudas, cuestiones que en algunos casos nunca acaban resueltas. En el año 98, Sting lanzaría todo un proyecto transmedia, sobre sociedades apocalípticas, ángeles, experimentos genéticos y fantasía, todo contenido en un inicio en una pequeña visual novel, una novela ligera y un pequeño CD que por aquel entonces, solo podía ser leído por la consola de quinta generación de SEGA. El tiempo es inmisericorde y su paso aún más, por lo que aunque la aventura que hoy nos ocupa llegó a tener hasta un remake para PS2 y Wii e incluso un port lanzado el año pasado para Nintendo Switch; nadie es capaz de recordar tan siquiera como se llama o su mísera existencia...

Y mientras en otros casos, que tuve la oportunidad de traer juegos a esta sección, todos y cada uno de los anteriores, tenían una justificación directa para aparecer por estos lares, no estoy tan seguro de como catalogar a Baroque. Porque cuando se pone en serio es brillante, diferente a todo lo establecido e incluso podríamos hasta decir, que sienta la bases de muchas de las obras tan cripticas o tan centradas en el trasfondo, que vendrían después, además en su versión para consolas de sexta y séptima generación, sería uno de los primeros exponentes modernos del género Roguelike en todo su auge. Pero por otra parte, es exigente hasta decir basta, es feo, tosco y mucho de los elementos de los que hace gala, acaban también pasándole factura de una forma u otra. Sin embargo, no puedo negar que el trabajo de Yonemitsu tiene valentía, y me pone un brete como escritor a la hora de ordenar este texto, así que, qué mejor que traerlo por estos lares, a ver que podemos extraer de él, sea bueno, malo, mejor, peor, regular, mixto. etc.

Evidentemente vamos a poner el foco, en los remakes aparecidos tanto en 2007 como en 2008, pero específicamente, en la versión aparecida para la consola por movimiento de la gran N, que en un principio podríamos hasta pensar, que se diferencia de la que salió en la consola de Sony, pero nada más lejos de la realidad, ya que con un control clásico en mano, se disfruta exactamente de la misma experiencia ocurrida un año antes, solo que en este caso, con algo más de gráficos, además de alguna opción de control adicional, que poco hará por empañar unas sensaciones, del todo particulares, a menos que optemos por enfrentarnos a los peligros de la Neuro-Tower con Wiimote y Nunchuck en ristre, que ya directamente rozan la verdadera locura, en el peor de los sentidos. También habrá alguna que otra mención superflua a la versión aparecida en Saturn, PSX y Switch, pero más orientada a esclarecer detalles, ya que como comprenderéis a menos que domines el idioma nipón, es una odisea aún mayor enfrentarse a este tipo de historia, en su concepción original.

Heal Your Sins... Heal the World!