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domingo, 30 de mayo de 2021

El videojuego como vía de escape


Hace más de un año, nuestra forma de ver la vida, dio un giro de 360 grados, con la llegada de la pandemia global a nuestro día a día. Millones de personas encerradas en sus casas a las que se les caía el techo, sin nada más a lo que aferrarse que no fuera intentar dejar la mente en blanco con actividades que les permitieran evadirse, ponerse en forma o por lo menos hacerles el tiempo más llevadero. Entre todas ellas, las que más destacaron fueron los propios videojuegos.

Muchos ríos de tinta se han escrito sobre juegos que nos ayuden a pasar duros momentos, que simplemente nos permitan evadirnos de la realidad, haciéndose especial hincapié en los que ayuden para el momento que he comentado, que lejos de desaparecer completamente siguen permeando la actualidad. Sin embargo, la función evasiva, que tiene nuestro medio es inherente a él, junto con la mayoría de sus títulos de una forma u otra, pero es ahora cuando vivimos lo que vivimos que de verdad nos paramos a apreciar lo que eso significa y buscamos determinadas obras que por su ambiente, mecánicas, tramas o todos estos elementos combinados consigan propiciar un remanso de paz, donde este más en alza, el confort que la violencia.

Consideramos a obras como Animal Crossing, Stardew Valley o Slime Rancher, cénit de esta nueva formula, de este nuevo espacio comfy, de ese remanso donde perder horas y horas de tiempo donde dejar de sentir que el mundo se nos echa encima; pero como ya he dicho existe mucho más, ya que desde se creo, nuestro ocio ha estado muchas veces supeditado a ser considerado como juguete en el peor de los casos o como un medio más de entretenimiento en el mejor. Eso permite que aunque catárticas, no necesitemos acudir a las obras más contemplativas ahora en boga, para obtener el mismo resultado, y que hasta el juego más contraindicado sirva como remanso de paz, si sabemos buscarlo.

¡Bienvenidos a los videojuegos como vía de escape!