sábado, 13 de noviembre de 2021

Recordando (V): 11 Años de Singularity


El termino de joya oculta, suele ser muy relativo, porque engloba a todo tipo de obras que pasaron bajo el radar de muchos, pero que aún con ciertas ideas notables, son experimentales o incluso llegan a tener una calidad dudosa, por eso en su momento no todas consiguieron destacar y las que sí lo hicieron, no fue precisamente por sus puntos positivos. Sin embargo el tiempo pone a cada uno en su lugar y paralelamente son cada vez más personas, con afán de descubrir o hacer arqueología, las que dan con estos títulos que a día de hoy, siguen teniendo muchísimo que decir y creedme cuando os digo que pese a sus irregularidades la obra de Raven, auspiciada por Activision, es una de ellas.

No recuerdo exactamente si fue hace siete u ocho años cuando metí el disco de Singularity por primera vez en mi Xbox 360, por aquel entonces cedido por un conocido. Pero en esos instantes simplemente flipé, me encantó la idea, el concepto y la fusión de ideas que desplegaba el modo historia a nivel de diseño, pese a que el producto según sus desarrolladores no salió como debería. Y casi la decena de horas que duraba el producto se me pasaron volando, tanto, que la trama de Renko y compañía, pese a no ser ningún artificio a nivel de narrativa, se me quedaría grabado a fuego durante un periodo bastante largo, todo gracias a las mecánicas que acompasaban al título. Aun así, el reloj sigue corriendo y aunque a día de hoy, manejamos cada vez juegos de disparos más ambiciosos o potentes, muchos parten de unas raíces, que este modesto FPS supo llevar de manera muy acertada, pero que ahora tantos usuarios han olvidado.

Además 11 años han pasado desde que este juego llegase de forma discreta a nuestras estanterías, y entre poco y nada he visto celebrarlo, tan siquiera a los que llegaron tanto a conocer como a disfrutar de la obra, así que para paliar eso, también aprovechó para hacer un poco de retrospectiva del producto que hoy nos ocupa, a ver si sigue siendo tan vigente como el primer día o quizás el tiempo le ha pasado por encima cual apisonadora, convirtiéndose en una de esas historias que para bien o para mal, es mejor simplemente no desenterrar. Sensación que irónicamente que experimentan nuestros protagonistas con muchos de los horrores de esta aventura...

¿Estáis preparados para aventuraros en los confines de Rusia, concretamente en la isla de Katorga-12? Porque yo sí.

sábado, 6 de noviembre de 2021

Oda a los juegos cortos

El ser humano es ambicioso por naturaleza, aunque en muchas ocasiones la vida nos plantea tesituras en las que no tenemos más remedio que aceptar lo que se nos viene encima, es muy habitual también que una vez que hemos obtenido algo, avanzado gran parte del recorrido o directamente superado nuestros actuales límites, queramos incluso más. Esta sed de éxitos, se debe a que nunca valoramos lo suficiente el camino, lo que nos ha aportado o lo que hemos disfrutado durante toda la travesía; pero esto no solo se aplica a proyectos, también a cosas cotidianas e incluso aficiones o productos que consumimos y aquí, entran nuestros queridos videojuegos. En su época el hardware era el que era, por lo que la tecnología disponible para realizar determinadas obras, se antojaba escasa, dándonos productos que literalmente a base de esfuerzo necesitábamos eones para completarlos, cuando realmente estos bien ejecutados no superaban ni una o dos horas de duración real. Pero jugábamos y rejugábamos hasta la saciedad con tal de ocupar cada tarde, convirtiendo cada avance, cada buena resolución, en una pequeña victoria...

Ha pasado el tiempo, hemos evolucionado y con nosotros, toda la ejecución, presentación y empaque que envuelve a nuestro medio. Ahora es habitual que las superproducciones no solo cuenten historias, afloren temas o incluso empleen elementos propios de otros medios para contar sus mensajes, además tenemos títulos más centrados en ser grandilocuentes, espectaculares, pero sobre todo en durar si no decenas de horas, cientas, intentando atrapar al jugador en su mundo, siempre entreteniéndolo con miles de pequeñas tareas que hacer, que por supuesto, en muchos de los casos, poco tienen que aportar... Pero sí os soy sincero, ya le dedique hace tiempo un articulo a todo este género, así que no me voy a extender mucho más. Eso sí, al igual que tenemos obras cada vez más mastodónticas, el tiempo del jugador es menor y por supuesto las compañías nos siguen bombardeando con cada vez más juegos, cada vez más largos, que ni en una vida vamos a poder completar, que probablemente ni nuestros hijos lleguen a completar, pero de eso también hablé una vez y a expensas de hacer otro artículo, ahí se queda.

Paralelamente existen toda una nueva ola de videojuegos que con valores de producción aparte, ya sea de forma intencional o no, que forman su experiencia en base a un contenido algo más escueto, más centrado y en muchas ocasiones incluso más agradecido con el jugador... Y sí, hoy voy a dedicarles todo un articulo, porque mientras cada vez existe más gente que lo único que hace es pensar en cifras, ya sea por minutos o kilómetros, yo empiezo a pensar más tanto en mi persona, como el tiempo que pasó consumiendo este hobby, además de en que me aporta cada videojuego, cuando pasó tiempo con él. Por ello sin querer desprestigiar a todas esas obras largas bien medidas, que también nos hacen sonreír e ilusionarnos, nos centraremos en todos esos productos, que el jugador medio, quita valor por valer mucho pero durar poco o directamente son insuficientes de per se, por los números que manejan a sus espaldas. Por supuesto todo ilustrado con ese prisma tan impopular a la par que personal que me caracteriza, así que si alguien se horroriza, que no diga que no le he avisado, ya que hoy estoy algo menos formal que de costumbre.

domingo, 31 de octubre de 2021

Referencias occidentales en juegos de terror japoneses


Cada vez que pensamos en Survival horror e incluso terror japonés lo primero que se nos viene a la mente en muchas ocasiones, más allá de los referentes habituales, son historias centradas en pueblos malditos, en fantasmas, criaturas grotescas o en ritos paganas más allá del entendimiento. Sin embargo cada vez es más palpable con el paso del tiempo, que la tendencia está cambiando, que aquellos que cogieron las riendas e inventaron toda una industria detrás están dejándole paso a los más jóvenes que experimentan con nuevos estilos o ideas, pero sin dejar atrás la sustancia. Estos creativos en su mayoría, son occidentales, es más la nueva ola de terror, exceptuando contadas obras, esta impulsada y gobernada por estas nuevas mentes, que bien se dedican a experimentar con el susto más directo o bien a recrear a los clásicos imperecederos...

Tanto es así que sin darnos cuenta, a la hora de producir miedo, hemos asociado determinados conceptos a cada lado de la balanza, mientras que antiguamente los más usual era que diferentes creadores, emplearan los conceptos que más en consonancia actuaran con su historia, siendo un caso muy especial el de los nipones, pues en muchos de estos casos, lo hacían poniendo la vista en nuestra sociedad, aplicando sus temas, temores y dudas a nuestra forma de ver la cosa o bien a la estética que nos caracteriza. Mientras nosotros seguimos aplicando nuestro estilo sin darle un peso real, eran los nipones los que cada hito, lo hacían y siguen haciendo tan especial, sin perder el toque, que durante mucho tiempo, los convirtió en los reyes de todo un género.

Por eso hoy, como si de un muerto viviente se tratará, revivimos el podcast de la Caja Gris, una vez más para hablar de como nuestro estilo tan occidental, influye en todas esas historias de horror o terror japonesas que tanto nos han gustado, nos han sobresaltado o nos han quitado el sueño tantas noches. Con esta iniciativa a su vez, damos los coletazos finales de la jornada de Halloween 2021 de este humilde espacio y os invitamos a acompañarnos en este día tan especial, una vez más.

sábado, 23 de octubre de 2021

Project Zero 2 Crimson Butterfly (Wii Version)


Cualquiera que haya indagado un poco sobre la cultura japonesa, sabe los elementos focales más habituales en sus historias, especialmente las de corte más tradicional. Honor, traición, familia, responsabilidad, combinados con mucho énfasis en la tradición. Incluso sus protagonistas, eminentemente masculinos han tenido roles siempre enfocados a explorar dichos sucesos, siendo así en todo tipo de obras, hasta las que tenían un toque más místico o terrorífico, siendo el Kaidan, todo un ejemplo de ello. Sin embargo el tiempo ha ido pasando, con la llegada de nuevas maneras de contar, además de la expansión de Japón al resto del mundo, han sido cada vez más autores los que han ido dejando paulatinamente las características habituales de sus historias o bien han acabado trasladándolas a esas sensibilidades occidentales que tanto gustan, especialmente a los consumidores de la rama de los Survival Horror, más acostumbrados a ese toque nipón en narrativas que podrían hasta acercarse a lo que veríamos en cualquier sala de cine, o títulos de otras lindes.

Sin embargo, si por algo, Fatal Frame o Project Zero, es tan especial, es porque no ha olvidado su legado y mientras existen otros que quieren acercarse a todos, la saga iniciada por Makoto Shibata, gira por otros derroteros, haciendo más énfasis en situaciones en lugares, estilos o situaciones que en mayor o menor medida recuerdan a ese Edo oscuro y sombrío azotado por maldiciones, promesas rotas, a la vez que intenta despertar terror o melancolía en el jugador, mientras se desarrolla en tiempos modernos con ciertos toques de esa occidentalización que por fin ha llegado a las tierras del sol naciente. Y sin haber probado ningún producto de la franquicia hasta ahora, puedo decir, que lo más cercano a esas sensaciones, las he experimentado con esta segunda entrega, en su versión para la séptima generación de consolas, una adaptación o port mejorado, que por otro lado pese a tener 9 años a sus espaldas no solo ha envejecido bastante bien, si no que además consigue transmitirlo todo igual de acertado, como su coetáneo intentó en 2004, pero añadiendo algún que otro control de movimiento, para la ocasión.

Añadir también que por desgracia no he podido jugar a el videojuego salido para PS2 y la primera Xbox, sin embargo dada la naturaleza de este post y la similitud que posee con su homólogo de 2012, estuve investigando y exceptuando cambios menores, añadidos o momentos en el doblaje, podemos considerar en cierta medida también a este escrito como un análisis de la historia original, eso sí con ciertas licencias, por lo que mejor avisar ya, para que luego algún que otro lector despistado no encuentre sorpresas...

Por lo demás y sin más dilación ¿Preparados para sumergiros en el pueblo perdido de All Gods?

domingo, 17 de octubre de 2021

State of Decay 2: ¿Rompedor o continuista?


Tengo que reconocerlo, hubo una época donde me encantaban los juegos de mundo abierto, aquellos donde simplemente podías echar cientos de horas fingiendo que eras otra persona, en un entorno simulado. Un espacio que invitaba a perderse en él, una y otra vez, al que siempre apetecía volver una vez más, porque todavía quedaba mucho por hacer o descubrir. Sin embargo crecí, empecé a virar hacia otros derroteros, mis ganas de expandir mi propio mundo, a la par que mi bagaje, empezaron a crecer, mientras el género sandbox paralelamente empezó progresivamente a estancarse, a intentar hacerse más grande pero a la vez más hueco, a ser ese supuesto pozo de horas, más centrado en la cantidad que en la sustancia, y la sombra de lo que una vez me llegó a fascinar. O bien quizás yo era demasiado joven e ingenuo para atisbar lo que nos esperaba...

El tiempo fue pasando y sin comerlo ni beberlo, acabó cayendo en mis manos, un modelo de Xbox One S, con una prueba de un mes del servicio Game Pass de Microsoft, siendo el primer juego que probé en la misma, nada más y menos, que State of Decay, obra triple A,  con entornos masivos, más procedural, que nos ponía en manos de una comunidad de supervivientes de un apocalipsis zombi, donde lo importante acababa siendo explorar el mundo, mientras a la par que acumulábamos recursos, también los gestionábamos. Tengo que decir, que pese a que existían elementos que no acababan de convencerme acabé enamorado de la aventura que salió de las mentes de los chicos de Undead Labs, lo que me hizo completarla en una escasa semana desde que acabo instalada en mi consola de Microsoft. Mientras de forma paralela, sabía que existía su secuela, a la vez, que en muchas ocasiones me planteé hasta escribirle unas líneas en este espacio, a raíz de todas las buenas sensaciones antes mencionadas.

Al final, volviendo a tener la oportunidad de disfrutar de un pequeño lapso de tiempo, nuevamente con el servicio de alquiler de videojuegos de la empresa de Bill gates, acabó llegando a mis manos, la ansiada segunda parte, de ese entorno experimental con muertos vivientes que tanto me gustó. Y aprovechando que soy en este mismo instante víctima del capricho, en esta ocasión, además de coincidir con la jornada de Halloween en el blog, que menos que dedicarle aunque sea todo un texto, a la continuación de una de las obras que sin ser perfectas, mereció más reconocimiento por mi parte la temporada pasada, aunque en mi defensa también diré, que en los GOTY pasados, hubo auténticos titanes. Así que sin más dilación os invito a poneros comodxs, pues hay mucho que rascar (o quizás no) del nuevo trabajo de Jeff Strain, además que nos servirá de antesala de lo que esta por llegar, pues la tercera entrega, está cada vez más cerca...