Es difícil mirar atrás con ciertas
obras y no sentir ese pinchacito de nostalgia… Esa agridulce mezcla de
indulgencia y recuerdos que nos llevan a la primera vez que pudimos disfrutar
de esa obra tan maravillosa. Y esa es la sensación que he tenido con Metal
Gear Solid porque aunque es mi tercera vez ante la primera y única
gran odisea de Solid Snake en la PSX. La he
sentido como si fuera la primera con todos los sentimientos que eso conlleva…
Somos Solid Snake ¿Nuestro
objetivo? Infiltrarnos en Shadows Moses, asegurar al
Jefe DARPA y al presidente de ArmsTech, Kenneth Baker,
además de detener al equipo de fuerzas especiales FOXHOUND que
han sido los autores del secuestro y que planean lanzar un ataque nuclear
contra la casa blanca si no se cumplen sus exigencias. Hasta ahí la cosa va
bien parece simple pero los tiros no van por ahí (Y no… no lo digo
porque en este juego cueste apuntar que también).
Cuando te sientas y empiezas a
conocer a los diversos personajes que pueblan la base de Alaska, quienes
son y su relación con la guerra, como le ha condicionado, convertido en
quienes son, pasando por el mismísimo Solid Snake, hasta su
archienemigo y némesis Liquid. Así cómo funciona la industria
nuclear junto con su impacto disuasorio y político solo
puedes decir: ¡¿WHAT!? ¿Pero este no era un juego de sigilo con sabor a
películas de acción de finales de los 80 y principios de los 90?
Este es uno
de los muchos personajes interesantes
Metal
Gear Solid es como una cebolla que tiene varias capas
y varios mensajes que ofrecer si el que lo juega esta dispuesto a mirar,
fijándose en los detalles es un juego de sigilo pero también
es un juego antibélico así como uno que habla de la identidad y
el destino a través de la genética. Todo gracias a
la vorágine de personajes y situaciones que rodean a Snake y
hacen que el guion se escriba prácticamente solo.
Pero no todo es oro lo que reluce en lo
que ha argumento se refiere, uno de las taras de esta obra al menos para
servidor es ese elemento tan común japonés sobre todo en anime y películas
clásicas es “La redundancia” o esa manía de contarte
hasta lo más evidente o sobre explicar lo ya explicado siendo innecesario
hacerlo, que más que generar tensión dramática durante las conversaciones
me produce ganas de cortarme las venas dormir… Eso combinado
con momentos surrealistas como que un señor destruya un tanque solo con
granadas o que una rata se coma una importantísima tarjeta de
seguridad (Ya sabéis si alguna vez no habéis hecho los deberes,
decidle a vuestro profesor que se lo ha comido una rata, si ha jugado a MGS lo
entenderá) son pequeñas taras que reducen la calidad de una experiencia de
guion redonda.
Puta Rata...
Pero aun no he hablado del gameplay.
Mecánicamente Metal Gear Solid es tosco, simplón, junto con una
ristra de apelativos descalificativos que se pueden resumir el que el
juego ha envejecido mecánicamente mal, cuando llevas unas horas al mando te
acostumbras, pero en los primeros compases el juego el paso del tiempo se nota…
Se nota desde el mismísimo desplazamiento lento y torpe de
Snake al correr (La acción de caminar es prácticamente inexistente) la
acción de utilizar un arma en sí, que requiere la parafernalia de apuntar
en un eje de 180 grados solo utilizando las direcciones ya que no podemos ni apuntar
en primera persona, ni mover la cámara mientras lo hacemos, eso combinado con
solo unas cuantas armas se manejan en primera persona o tienen una mira laser
así que preparaos para fallar más que si utilizarais una escopeta de
caña. Para poner la cerecita sobre el pastel, Snake tiene un set de
movimiento desarmado ínfimo que consiste en un combo de tres
golpes en muchas ocasiones tremendamente impreciso y una ejecución sigilosa por
detrás que tarda en ejecutarse más de lo que debería (Pulsar el botón de
arma como un negro hasta que se escuche un *CRACK*).
Y sí este es un juego de sigilo,
no de acción propiamente dicha dirán algunos por lo que mis
quejas no tienen mucho sentido… Hasta que el juego te planta delante de
un Boss que la única forma de superar es vaciando su barra
de salud o me pone en una situación en la que la única manera de
zafarte es pegando tiros o huyendo mientras lo haces, todo lo
citado previamente influye. Sobre todo en las peleas desarmado contra
jefes que solamente hay dos en todo el juego y son
terriblemente aburridas y simplonas.
Uno de los
citados momentos...
Con todo esto Metal Gear
Solid es uno de esos juegos que te deja marcado tanto para bien
como para mal y que si te conquista el corazón lo hará para siempre
pese a sus limitaciones graficas y técnicas. Ya estoy deseando infiltrarme de
nuevo en Shadows Moses ¿Y tú?
Me ha gustado como has trasmitido las horas que has pasado jugando este título, dejando una idea muy clara de cómo se vive cada minuto dentro del juego. Sigue así coño! No vale decir que tus nuevas publicaciones se las ha comido una rata e.e
ResponderEliminarMuchas gracias por tu agradecido comentario y siento responderte mucho tiempo después...
EliminarPero si, la rata se comió las publicaciones durante cierto tiempo, ahora estoy al frente del cañón, volviendo a publicar semanalmente, así que ya sabes.
Un saludo ^^