La nostalgia duele: Shinobi 2002

Hace poco en Vandal, uno de sus usuarios pidió el regreso de la saga Shinobi a las 3D... La nostalgia nos seduce, nos aturde y nos impide ver de forma objetiva determinadas cosas, que cuando éramos más jóvenes pasamos por alto y que ahora si volviéramos a vivir hundirían nuestras ilusiones, destruirían nuestros anhelos y dejarían a la altura del betún a determinadas obras... Como la que hoy nos ocupa que difícilmente podríamos tildar de un buen comienzo de la saga, en el mundo del 3D; siendo relegado al olvido, como una mancha que nunca debió existir.

Sin embargo hoy, me gustaría echar la vista atrás y recordar a una obra, que se convirtió en un aparte para una gran saga y que todos con el paso de los años han preferido olvidar...

Shinobi, fue lanzado en el año 2002 para la Playstation 2 (de ahí su nombre) y nos pone a los mandos de Hotsuma un antiguo ninja del clan Oboro, que es contratado por el gobierno para detener a Hiruko un sectario loco, dispuesto a revivir a un antiguo dios con ahora los antiguos restos del clan al que una vez perteneció nuestro protagonista, convertidos en demonios. Armado con la espada maldita Akujiki, técnicas ninjas y kunais, debemos abrirnos paso a través de 8 fases de dos partes con un jefe cada una (algunas veces, son más cortas). 

Y aquí es donde empiezan los problemas, el juego intenta hibridar el clásico plataformeo de la saga con elementos del Hack and Slash que tan de moda puso Devil may Cry en ese momento, dando como resultado un juego regulero donde ambas piezas cojean cada una por su lado. Su elemento de acción es tosco, con poca variedad de combos para nuestro personaje (Concretamente uno, que será repetido hasta la saciedad) unos kunais que apenas infligen algún tipo de daño y que ni para entorpecer sirven a enemigos que no sean pequeños, combinados con unas técnicas ninja de gran poder pero de un solo uso, difíciles de recargar y encontrar, con una facilidad para ser esquivadas, pasmosa y ensombrecidas por el poder de la espada maldita... Porque esa es otra, la mecánica principal del combate consiste en alimentar o no, a Akujiki, en ambos casos la espada se fortalece, destruyendo a lo que se le pone por delante; para enemigos comunes alimentarla es la clave, evitando golpes y encadenando nuestro combo hasta que nuestra arma reúna suficientes almas para poder hacer insta-kill de un solo toque. En el caso de los jefes (y esto es lo que más lastra la experiencia) con aprendernos un poco el patrón del mismo, alimentarla lo suficiente para no morir (Porque hay cuenta regresiva que luego explicare) y luego esperar determinados momentos a que la espada se prepare, sucede lo mismo... Ni estrategias, ni uso razonado de nuestro recursos, ni un combate espectacular donde aprender de cada enemigo único del clan Oboro. NADA... Solo espera un poquito que la espada se ponga violeta y PUM... Fuera.

Por otro lado tenemos el plataformeo. Hotsuma se mueve rápido, es capaz de correr por paredes y dispone de doble salto, sin embargo la cámara no sigue bien sus movimientos, la disposición de la hitbox en el personaje no esta bien hecha ya que algunas veces al tocar ciertos bordes o superficies falla... Por no mencionar el diseño de muchos niveles que requieren coger rutas difíciles de ver, que requieren saltos precisos o están atestados de enemigos que al mínimo toque nos hacen precipitarnos al vacío. Otro handicap son el limite de tiempo que nos marca nuestra espada y la ausencia de puntos de control. En el primer caso tanto para los momentos de acción como para los que estamos mencionando, si no alimentamos a la espada esta acabara absorbiendo nuestra alma, lo que implica tener que jugar rápido, sabiendo lo que haces y el como lo haces. Pararte a investigar o no tener muy claro a donde ir, como moverte o ser victima de un impacto traicionero mientras estas en una pared implica la muerte y con ella la repetición COMPLETA de la fase, o lo haces bien TODO en el intento o toca repetirlo de nuevo.

Tampoco ayuda el argumento, que ni esta bien escrito ni es interesante. Se supone que estamos ante una historia de venganza, mientras se  narra el origen de Hotsuma, su hermano, su amiga de la infancia, la espada maldita y la caída del clan que los vio crecer, pero... Ni nuestro protagonista es lo suficientemente carismático, ni profundo, para prestarle la más mínima atención. Los giros de guión son previsibles y los momentos de los jefes que serian idóneos para presentar bien y darles un motivo a estos renegados, se convierten en pobres ejecuciones tanto de trama como de combate, convirtiéndolos en estorbos en el camino más que personajes propiamente dichos. El único memorable sería Moritsune, pero por razones más que evidentes...

Como ultimo apunte, por lo visto esta obra vendió lo suficiente para tener una secuela, que por cierto aun no he jugado y hasta ignoraba que existía hasta esta entrada, pero el paso del tiempo nos ha enseñado que la historia es cruel y las aventuras de Hotsuma no han llegado muy lejos en la memoria colectiva. Hasta hace poco que un necio volvió a recordarme el sufrimiento que esta obra me produjo en aquellas tardes de verano de 2019... Si queréis una recomendación mía: ¡No juguéis a Shinobi 2002! A menos que queráis descubrir la saga (aunque existen alternativas mejores), seáis acérrimos seguidores de las aventuras de Joe Musashi, uno de esos locos al que le guste el sufrimiento gratuito o bien aquellos que quieran escarbar en las profundidades de la nostalgia, aunque esta os aplaste con fuerza...